CRÍTICAS Y COMENTARIOS
MIQUEL TORRECILLA a la Galería Subex
La naturaleza humilde, la hierbecilla y la llamada maleza adquieren categoría de
grandes personajes merced al amor con que las ve MIQUEL TORRECILLA. Pintor del detalle
natural, sabe captar la intensa vida de lo aparentemente pequeño. La intensidad de los
colores no turba la visión de cada elemento.
EL PERIÓDICO 10 DE MARZO DE 1987
J. M. CADENA
MIQUEL TORRECILLA a la Galería Subex.
Nuevamente tenemos delante nuestro la más reciente creación plástica de este joven
artista.
Su obra está inmersa dentro de las corrientes más avantguardistas del momento actual, es
uno de los mejores representantes de este movimiento, que nos demuestra que las mal
llamadas avantguardas pretéritas, no sirven para nada más que para demostrar el grado de
incultura de un pueblo.
Él nos presenta la obra bien hecha, bien explicada de una temática altamente difícil,
pero que saliendo de sus pinceles y de sus manos, cualquiera encontrará fácil y
encantadora.
El tema tan realista que nos presenta de la misma y pura naturaleza, los prados en flor,
los márgenes llenos de flores o hierbas verdes dóciles al viento, hacen que cualquiera
pueda gozar de la propia naturaleza, y hasta se podría decir que delante de todos sus
cuadros tan solo falta el olor de la verde hierba o de las flores.
Celebramos tener artistas, artistas, que demuestran la verdadera cultura de nuestro
pueblo.
EXPOSICIÓN FEBRERO DE 1990
JOSEP MARESMA Y PEDRAGOSA
MIQUEL TORRECILLA a la Galería Subex.
En esta ocasión TORRECILLA se muestra consumado pintor de flores. No de las
portentosas flores que atraen la mirada y que merecen un bodegón, dispuestas sobre una
mesa con el tallo hundido en un jarrón o en un vaso, sino de las florecillas silvestres
que crecen humildes entre las hierbas del campo o en el jardín.
Con precisa pincelada, delgadísima y minuciosa, con habilidad indiscutible llena la tela
hasta los bordes con un trozo de campo, confiriéndole, gracias a la pintura, una
sensación de realidad más auténtica, más bella y homogénea que la verdadera. El
helecho y el cardo, la hierba y el espliego, la campanilla, el clavel, o la margarita
silvestres unidos como en una trama, son ahora más sugestivos, gracias a un proceso
mental ("Introspección natural" se titula la serie) que consigue la
sublimación de la realidad y por ende hacer de la pequeñez una cosa grande.
"LA VANGUARDIA" VIERNES 9 DE MARZO DE
1990
M. LL. B.
MIQUEL TORRECILLA a la Galería Subex.
Al borde del camino, junto a la fuente o en el ribazo, existen diminutas selvas.
Están hechas de humildes hierbas o de plantas que el campesino considera parasitarias,
pero que MIQUEL TORRECILLA sabe captar en su fuerza genética. En ello, tal como demostró
en anteriores exposiciones sobre el mismo tema, residen sus mayores aciertos expresivos.
El paisaje mas completo y la figura se le endurecen, mientras que la ternura participativa
brota de su dedicación a lo mínimo.
EL PERIÓDICO" MARTES 26 DE MARZO DE
1990"
J. M. CADENA.
MIQUEL TORRECILLA a la Galería Subex
Tenemos nuevamente la más reciente creación plástica, donde como siempre nos lleva
a saber amar plenamente la naturaleza.
Su obra llena de calideces, nos muestra de forma sugestiva todo el amor y la verdad de lo
que es el campo, la tierra que pisamos, las plantas, las flores y el amor a la propia
vida.
Pienso que este realismo que nos hace revivir y nos hace en cierta manera oler el aire
puro y limpio del campo, y al mismo tiempo de las flores silvestres y la naturaleza, es
ciertamente un canto a la vida, al amor, a la poesía.
Su obra realizada dentro de los cánones más complejos del realismo naturalista, nos hace
ver en toda ella una especial magia que nos transporta hasta el edén deseado por todos y
poder gozar de esta paz y tranquilidad que tanto necesitamos. Nos transforma y nos hace
gozar y sentir el lirismo inmatérico que debemos tener y sentir en estos momentos
materialistas que estamos viviendo y que nos hace sentir odios y venganzas por doquier.
Sentimos en nosotros mismos dentro de lo más interior de nuestra alma, este amor y esta
paz que el artista nos trae en cada una de sus pinceladas de sensibilidad y maestría.
EXPOSICIÓN MARZO DE 1991
JOSEP MARESMA Y PEDRAGOSA
Paisajes plácidos es lo que en apariencia sugieren los
cuadros de MIQUEL TORRECILLA cuando en realidad encierran un diálogo entre esa naturaleza
plasmada i el artista. Un lenguaje artístico que comunica dos mundos: el yo creador, que
intenta romper su soledad reflejándose en aquello que está expresando, y la naturaleza
que le habla, esa naturaleza tranquila, reposada, que intenta alejarse de la pintura
decorativista. Una, en aparente sencilla visión que requiere del pintor una búsqueda
continua de sensaciones, un encontrar sentido a su obra.
EL PAÍS" (GUÍA No. 122) 27 DE MARZO DE
1992
MIQUEL TORRECILLA a la Galería Subex
MIQUEL TORRECILLA a la Galería Subex
Nuevamente tenemos delante nuestro la más reciente creación plástica, lírica,
onírica y super-realista que sale de las manos firmes y seguras del artista que es.
Su obra cada día es más concreta si así se puede decir o suponer. Cada día descubrimos
más realismo si cabe. Cada día se esconde dentro de sus plantas y sus flores silvestres,
más y más poesía, hay también más realidad, hay toda la vida natural que debido a la
materialización y al materialismo al que estamos inmersos, hace que poco a poco se vaya
perdiendo, que deje de existir la fuente de la vida para abusar de esta fuente que antes
creíamos inagotable de la Naturaleza.
Uno siente el olor de las flores, el ruido de las hojas y el movimiento de los animalitos
escondidos en la floresta, uno siente el amor a la vida, en una palabra, el amor, el
verdadero amor a todas y cada una de las cosas que se lo merecen.
La obra por sí misma se lo merece, pero es preciso saber admirarla y profundizar en el
mensaje que a través de ella nos transmite el artista, que además de ser realista está
llena de símbolos de la propia vida y del edén.
EXPOSICIÓN SUBEX MARZO DE 1992
JOSEP MARESMA Y PEDRAGOSA
MIQUEL TORRECILLA a la Galería Subex
Nuevamente tenemos delante nuestro la más reciente creación plástica de este
maestro de la realidad, del realismo que es en cierta manera, más que realismo, ya que su
obra separa a través de sus sugeridoras pinceladas, una especial magia que hace que uno
al admirarla goce de la Naturaleza y del olor de las verdes plantas después de la lluvia,
del olor natural de las flores, igual que gozamos del trinar de los pájaros.
Uno descubre también, un gran cambio en su obra. Hasta ahora se trataba de temas donde la
obra estaba explicada a través de grandes tamaños y donde en ciertos momentos esta
detallada explicación se perdía en el infinito; ahora es en toda la obra, en tamaño
más pequeño, formato paisaje, agradable y donde toda ella está tratada de la misma
magistral manera.
Los caminos, los prados llenos de flores, la primavera resplandeciente, los campos de
maíz maduro y dorado al sol, este mar nuestro donde la paz y la calma reinan como
privilegio, que dando fe a las virtudes plásticas del artista cumplen en su pintura, la
representación de la belleza a través del color, en una palabra, ARTE.
EXPOSICIÓN MARZO DE 1993
JOSEP MARESMA Y PEDRAGOSA
MIQUEL TORRECILLA Intel.lecte Sabadell
MIQUEL TORRECILLA ha sido hasta ahora el pintor de la hierba que crece en los
márgenes del camino más que de la amplitud del paisaje. Su interés pictórico residía
en la incidencia en el detalle en apariencia nimio, del cual hizo un universo pictórico.
Pero, paso a paso, ha alzado la vista y ahora se nos presenta con cuadros en los que los
matorrales del primer plano conducen al árbol frutal, al trigal, a la montaña y al mar
que se insinua en la lontananza.
Crece su personalidad, y a veces el detallismo en el que se formó da una cierta dureza a
la panorámica. Pero lo importante es que el buen pintor que hay en TORRECILLA busca
nuevos horizontes.
EL PERIÓDICO. DICIEMBRE DE 1993
J. M. CADENA
MIQUEL TORRECILLA expone en
"Intel.lecte"
La reaparición entre nosotros de MIQUEL TORRECILLA está siendo todo un
acontecimiento en la ciudad. La exposición que da a conocer en las salas de la galería
"Intel.lecte" de la calle Pedregar hasta el próximo día 10 lo merece.
Se trata de un autor minucioso y aplicado como pocos que sabe sacar un gran partido a los
temas relacionados con la Naturaleza. Hiperrealista, poeta y por encima de todo, artista
con mayúsculas,
TORRECILLA ofrece unos cuadros excelentes que emocionan a los aficionados. Toda una
lección de pintura.
"DIARI DE SABADELL" SÁBADO 4 DE
DICIEMBRE DE 1993
MIQUEL TORRECILLA, el eterno momento de la natura.
Hoy sábado día 27 de noviembre, la galería "Intel.lecte" de la calle
Pedregar abre sus puertas con una exposición de las más recientes pinturas del artista
local MIQUEL TORRECILLA, unas pinturas de exaltaciones y extensiones del color infinito,
en un espacio agitado por los caprichos de la naturaleza.
Esta obra lleva implícita el agrupamiento colorista, entre sosegado y drástico, que
tiende a la simplificación de la grandeza de los espacios abiertos y al agrandamiento de
los elementos pequeños que, a golpe de vegetación, configuran la mayoría de sus
propuestas que ahora ha puesto a nuestro alcance.
Con un estilo muy maduro y con una maestría sin discusión, MIQUEL TORRECILLA busca la
parte más estética de la pintura y, para ella, el color es un elemento tan fundamental
como el trazo, el dibujo y el motivo, un color que pone el contrapunto al ritmo de la
forma. Es por todo ello, que este artista, cuando se enfrenta de lleno con la naturaleza
como la principal dispensadora de recursos formales, siempre debe tener la sensibilidad
dispuesta a recibir los mensajes de la realidad exterior, unos mensajes que él, desde su
lado artístico, tamizará y dará unas pautas y giros diferentes, pero a la vez bastante
cercanos a aquello tangible, que conocemos y no queremos perder, con un enlace que nos
lleva, mediante sus obras, a la recuperación de una expresión exuberante.
En estas obras la pintura se ha "apropiado" de los cuadros, y esta pintura ha
ido mostrando el carácter y el estilo que permanecen en todas ellas, que, con su
extremada minuciosidad, que a él le gusta definir como "pintura introspectiva",
agotan sus caminos más difíciles y intrincados: entre el clasicismo pictórico y la
tradición avantguardista de las sensaciones ópticas; pero en las pinturas que ahora
podemos observar en la galería "Intel.lecte", se establece una continuidad de
diálogos, no una ruptura ni tal con ninguna tradición, ni avance, porque las pinturas de
TORRECILLA alimentan, fertilizan y enriquecen el amplio abanico de posibilidades
estéticas que se plantean a los artistas que escogen como referencia la naturaleza más
cercana.
Y es que ahora el artista que nos ocupa deja fluir libremente las emociones que el
clasicismo y las avantguardas despiertan y las hace suyas, ordenándolas según su
conveniencia, de acuerdo con su rigor mental y estético, siguiendo unas pasiones que, a
pesar de todo, le permiten moverse en libertad y que nunca se desbocan porque utiliza el
sentimiento como fuerza y el concepto como orden.
Sus referencias a la naturaleza, aunque es este el motivo principal y único de sus
cuadros, son también un pretexto para poder escenificar una personal idea de la pintura,
que pasa a ser una génesis originaria del mundo natural en su extensión más vital,
abriendo su esencia y toda su intimidad, porque ahora, nosotros, delante de las obras de
MIQUEL TORRECILLA, podamos admirarlas en toda su amplia rotundidad.
DIARI DE SABADELL. SÁBADO 27 DE NOVIEMBRE DE
1993
FRANCESC CUTCHET
MIQUEL TORRECILLA a la Galería Subex
Sigo la pintura de MIQUEL TORRECILLA desde que sus cuadros describían de cerca y con
minuciosidad las humildes plantas silvestres. El pintor les daba el máximo protagonismo,
como si quisiera fundirse con ellas y quedarse para siempre en aquel microcosmos. Aquello
era peligroso, ya que limitaba unas cualidades creativas que son más amplias. Por ello me
ha entusiasmado ver cómo, exposición tras exposición, TORRECILLA ha elevado
gradualmente la vista para abarcar todo el paisaje y ver, incluso, el horizonte o la
línea del mar que hay tras los campos en plena floración. Ha sabido escoger la senda
adecuada y la recorre con firmeza y paso a paso, según corresponde y tal como sugieren
los caminos rurales que pinta y el ondular de las plantas y de las copas de los árboles
al compás del viento.
TORRECILLA partió de lo mínimo y no lo ha abandonado, sino que lo mantiene dentro de un
contexto que no se basa en la simple ampliación, pues la misma reduce los objetivos al
hacer más grande lo más pequeño. Ha crecido en el concepto y en sus paisajes hay
amplitud y la creatividad se manifiesta en ellos de una forma equilibrada y natural.
EL PERIÓDICO" MAYO DE 1994
J. M. CADENA
MIQUEL TORRECILLA a la Galería Subex
Desde hace unos 20 años, voy siguiendo la trayectoria de este artista-pintor, desde
la primera exposición que yo recuerdo, que la hizo conjuntamente con otros dos
artistas-pintores en la Galería Matisse.
Tengo que decir que los tres me impactaron mucho, cada uno de ellos dentro de su línea
escogida para explicar la realidad, expresada a través de la propia personalidad, pero
él, TORRECILLA, seguía y sigue la mágica realidad de los espacios abiertos.
Al admirar por primera vez su obra, la comprendí con una idea formal del realismo
mágico, pues en ella y en sus paisajes siempre encontraba una magia especial; esa magia,
ese encanto que traspua realismo, es precisamente el talante de nuestro artista, es su
sensibilidad, su personalidad, en una palabra, su ARTE.
En el transcurso de estos años, uno ha podido entender la evolución constante de su
obra, la madurez que la ha hecho cambiar siendo más serena y mejorando la expresión de
su temática paisajística para hacerla más amplia, de tal manera que ahora abarca todo
el ambiente y es cuando uno al admirarla se encuentra inmerso dentro del propio paisaje,
caminando por los senderos, cogiendo las flores.
Este realismo es el de MIQUEL TORRECILLA, el cual invita al pequeño y gran público a
admirarlo en la Galería Subex y que sea él quien de su más sincera y serena opinión.
EXPOSICIÓN FEBRERO DE 1995
JOSEP MARESMA Y PEDRAGOSA
MIQUEL TORRECILLA en la Galería Subex
Son muchas las maneras de representar el paisaje, de interpretarlo y mostrarlo y
MIQUEL
TORRECILLA tiene su estilo propio, inconfundible. Su trabajo del natural se centra en el
detalle en el más mínimo detalle de un paisaje a ras del suelo: sus cuadros son
fragmentos de una tierra llena de vida que muchas veces vimos y olvidamos en nuestra
búsqueda de grandes vistas.
En su obra actual unifica los dos aspectos. Sigue dando el mayor protagonismo a los
márgenes y a los primeros términos, pero incluye una elaboración de la perspectiva como
un camino que se aleja o unas montañas que rompen la línea del horizonte. Su detalle
llega a sorprender a los entendidos en botánica que pueden identificar en sus cuadros las
hojas, los helechos y las flores silvestres representados con absoluta fidelidad. Pero su
gran capacidad técnica es sólo una excusa o mejor, un medio.
MIQUEL TORRECILLA expresa el misterio de una naturaleza que él ama, estudia y conoce
porque no se limita a hacer una reproducción fría y mimética de lo que ve. Durante el
mes de mayo podremos disfrutar en la Galería Subex de la naturaleza vista por MIQUEL
TORRECILLA y plasmada en sus óleos más recientes.
REVISTA "ARTE-BARCELONA" No.102 MAYO
DE 1995
LAURA MENDILUCE
MIQUEL TORRECILLA en la Galería Subex
MIQUEL TORRECILLA me sorprende gratamente en cada exposición que celebra. Le he visto
varias y en cada una se supera respecto a la anterior. Su minuciosidad en detallar las
bellezas de una humilde planta la ha trasladado sin pérdida de fuerza artística a la
descripción del paisaje. En los grandes formatos, aún debe perfeccionar los últimos
planos, pero en los primeros mantiene y aún aumenta el goce por las floraciones
naturales.
Recomiendo intensamente la visita.
EL PERIÓDICO" MAYO DE 1997
J. M. CADENA
Presentación catalogo exposición Junio de
1998
Una mirada amable: es así como definiría la obra de Miquel Torrecilla.
Un trabajo es un proceso que partiendo de la mancha, genera todo un mundo particular de su
convivencia con la naturaleza. Es el eterno devenir entre el cielo y la tierra. Amapolas y
florecillas de todos los colores recrean una temática minuciosa y tierna.
Su mirada enmarcada y detallista, evoluciona en un proceso donde su encuadre se ha ido
ampliando para entender la totalidad del mundo que el prefiere. Es como el mirar en que un
día Friedrich se encontró sumergido en ese mar profundo de la grandeza sublime y
espectacular del paisaje.
En él hay un ser melancólico que como dijo Carlos Gurméndez "...suelen buscar
refugio en la noche, quedan en deliquio ante el espacio infinito, las grandes planicies,
el mar, la sabana, el otoño que desnuda los árboles y deja atisbar la lejanía frondosa
de montañas inalcanzables. Todos estos espectáculos de grandeza ilimitada melancolizan
todavía más, sumergiéndoles en el hondón oscuro de su Yo, para conocer los fundamentos
de su ser".
Contemplación del espectador paseando por los senderos campestres o en las praderas
rebosantes de vida y color. Luz transparente que aparece en plena primavera para
transportarte a un mundo donde no hay cabida las creaciones humanas.
Inquietud vital; visión bucólica de ese mundo en que Miquel Torrecilla se sumerge para
evadirse de su cotidianidad represiva y entrar en un espacio donde los sentidos que han
estado aletargados, se despiertan para sentir, ver, tocar, oler u oir todo aquello que la
Madre Naturaleza ofrece tan generosamente a los mortales.
LAURA ALAMEDA
Licenciada en Historia del Arte
PRESENTACION CATALOGO AÑO 1999
Los paisajes de Miquel Torrecilla han ido creciendo en él a la manera de humilde
planta que al borde de los caminos o entre las piedras levanta su tallo, busca el sol y se
expande por la tierra.
Cuando empecé a frecuentar su pintura le vi inmerso en el detalle, absorto en la
contemplación de lo mínimo, entregado a la representación de todo lo que es básico en
el mundo vegetal, pero que la mayoría deja de lado. Como crítico me interesé por el
amor que ponía en su paciente pincelada, por el frescor natural que conseguía a fuerza
de insistencia, por la naturalidad con que establecía la importancia, vital y estética a
la vez, de lo que crece sin que nadie lo cultive. Aunque es muy difícil que ocurra, vi
novedad en su lenguaje pictórico, pues contaba dentro de una temática ya establecida de
antiguo, lo que realmente sentía.
En las composiciones de Torrecilla se encuentran los paisajes más cercanos al espíritu.
Aunque sean reconocibles los lugares en los que se inspira, no es preciso identificarlos:
pertenecen a este mundo interior en que cada uno de nosotros ha situado sus experiencias,
sus interpretaciones de la belleza, sus emociones... El realismo que practica nunca se
apodera de las situaciones que crea, sino que sirve a las mismas para que nos comuniquen
la vitalidad que las anima.
Muchos y notables son los pintores paisajistas, pero también son mayoría entre ellos los
que siguen unas pautas estilísticas y agotan en ellas sus posibilidades de expresión.
Torrecilla tiene la gran cualidad de ser original sin singularizarse en las apariencias.
Descubre en lo que ya parecía conocido; innova en lo que se suponía establecido; aporta
espíritu a lo que podría entenderse como simple materia.
Los paisajes de Torrecilla van a más a medida que se contemplan. Se entra en ellos como
en la Naturaleza que crece libre y sin orden, pero por sí misma establece una situación
de belleza que está por encima de lo estético, pues proviene del impulso genésico de la
tierra, de la luz solar y de la voluntad de pervivencia de todo lo creado. Así, sus
cuadros nunca pierden el impulso con el que fueron creados.
Josep Mª Cadena. Crítico de Arte
MIQUEL TORRECILLA en la Galería Subex
Paso a paso, sensible viajero por el bosque de la pintura, Miguel Torrecilla ha encontrado
el camino que le corresponde. Lo sigo desde hace unos veinte años y he de decir que no
cansa ni se cansa, ya que se va abriendo camino desde las humildes hierbas de los margenes
y del centro del camino hasta los caminos que avanzan entre matas en floración y arboles
en llenos de verdor. Describe la belleza en su estado puro, pero sin pararse, deseoso de
encontrar lo que justifica el trayecto. Compone con gran habilidad, pero son el contenido
y no el continente el que hacen singular su pintura. Los temas son lo de menos, si el
artista siente intensamente y sabe expresarlos.
"EL PERIÓDICO" MARZO DEL 2000
J. M. CADENA
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